La siguiente es la homilía que nos comparte nuestro párroco, Pbro. Juan Francisco Pinilla, para este Domingo XXVI del Tiempo Ordinario.
Un hombre que tiene dos hijos, como en la parábola del hijo pródigo de san Lucas. Y este padre invita a sus hijos a tomar parte en la responsabilidad de la viña familiar. Y ocurre que los hijos responden de manera contrastante. Todo ocurre en un hoy. Al final, vemos que lo que cuenta son los actos más que palabras formales.
Pero ¿qué ha movido al primer hijo a cambiar de parecer? El evangelio no lo dice. Como tampoco sabemos la causa del incumplimiento del segundo hijo.
En todo caso, la primera respuesta ha sido honesta y frontal: «no quiero». Y esa transparencia será el fundamento para un cambio. Ese «no» revela una voluntad libre ante un trabajo que puede parecer infructuoso, hasta inútil. Un esfuerzo que parece superar las fuerzas propias, algo fatigoso y hasta tedioso.
Notemos que el padre se ha aproximado y le ha dicho «hijo», en el original: teknon, una manera familiar y cariñosa, casi como decir: niño, m’hijo. Hay en este trato tierno algo que ha tocado su corazón de niño para abandonar sus reticencias iniciales y asumir el querer de su padre.
En cambio, el segundo hijo no es sincero. Es formal, es politicamente correcto, queda como hijo ejemplar, incluso trata de señor a su padre, como un empleado. Pero ha hecho lo que ha querido y no lo que se le pidió.
Por eso un no y un sí no son cosas definitivas en el hoy. Cabe siempre la posibilidad de un cambio. Y esto es la esperanza del Reino. Ahora bien, ¿y si estos dos hijos vivieran en mi corazón y que en realidad, es de nosotros que trata la parábola, de cada uno de nosotros frente al Reino de Dios y su compromiso?
Evangelio (Mateo 21, 28-32)
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
“¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: “Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña”. Él respondió: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y éste le respondió: “Voy, Señor”, pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?”
“El primero”, le respondieron.
Jesús les dijo: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él”.
