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Regresar y levantarse: vivir en modo resucitado

Con recogimiento y renovada esperanza celebramos la resurrección del Señor en la solemne Vigilia Pascual en la parroquia de la Santa Cruz (Ñuñoa), santuario de san Expedito.

Tras la bendición del fuego, el Cirio iluminó la oscuridad de la noche y multiplicó su luz en las velas de los fieles. Con la luz ardiendo el diácono proclamó el Pregón Pascual, que nos recuerda que «Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo ¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino!»

Tras escuchar las lecturas bíblicas y salmos que relatan la historia del Pueblo de Israel y las profecías que anunciaban la plenitud de la salvación en Cristo, junto al canto del Gloria se encendieron las luces del templo lleno de flores, se descubrió la Santa Cruz que nos preside desde el altar y que estaba cubierta con un velo, lo mismo que la imagen de la Virgen María, de san Expedito y de los Santos de Chile.

En su homilía, nuestro párroco, el presbítero Juan Francisco Pinilla, valoró el sentido de esta noche, la más importante de nuestra fe, a la que regresamos una y otra vez. La siguiente es su homilía:

Homilía

Hoy hemos escuchado la larga historia de amor de Dios por la humanidad que concluye con la entrega de su Hijo. Esta eucaristía da inicio a todas las eucaristías, y todos los Domingos volvemos a esto: esta es la eucaristía de los cristianos, la gran accion de gracias por la salvación del mundo. La Iglesia nos hace recorrer esta historia de amor de Dios por nosotros, por eso recorrimos la historia de Israel hasta la pasión, muerte y resurrección de su Hijo, que se entrega por nosotros.

Este año se nos presenta el evangelio de Lucas. Los hombres revestidos de un blanco deslumbrante probablemente aluden a la liturgia bautismal de la época. Hay un signo que nos lleva al bautismo. Ellos son los que preguntan: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?.

En san Lucas las mujeres comienzan el evangelio (María e Isabel), las mujeres terminan el Evangelio (Magdalena y sus compañeras), y la Iglesia comienza con otra mujer: María. Por eso somos feministas, las mujeres son trascendentales en la vida de Jesús.

Nos puede pasar que, como estas mujeres, vivamos buscando a Dios entre los muertos. Más aún, que vivamos pensando que Dios esta muerto, y todo esto sea un recuerdo, una linda liturgia. Buscar a Dios entre los muertos significa quedarse detenidos, esterilidad, que seamos expertos en funerales y en embalsamar. «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?». El pecado nos ha enseñado a mirar hacia abajo, hacia la rendición, el fracaso, el desaliento. ¿Por qué vivimos como sepultureros? Esa es una pregunta para hacernos esta noche.

El Señor ha resucitado, como lo había dicho. Está vivo y nos encuentra en la vida. Tanto respecto de la mujeres como de Pedro, el evangelista Lucas usa el verbo «regresar». Las mujeres, cuando regresaron del sepulcro, contaron lo vivido a los Once, y Pedro regresó lleno de admiración. Regresar sígnica convertirse. Estas mujeres se convirtieron, tuvieron que cambiar su manera de pensar y sentir: dejar de mirar para abajo, hacia la muerte, y asomarse a la vida, que es Jesús. Tuvieron que regresar, cambiar de actitud. Lo mismo Pedro, que corrió al sepulcro y al asomarse no vio más que las sábanas, y entendió, recordó lo que el Señor había dicho, entonces regreso llenó de admiración. También Pedro tuvo que convertirse, regresar, darse vuelta.

Otro verbo importante se dice de Pedro: Pedro se levantó y corrió hacia el sepulcro. El verbo levantarse significa resucitar. Los griegos dicen que Jesús se levantó de entre los muertos, Jesús se puso en pie como Señor de la vida. Pedro ha sido resucitado.

La conversión supone eso: vivir en modo resucitado, conectados a la vida con la esperanza que brota del camino de la Cruz de Cristo, saber de su amor. Esta es la gran noticia que tenemos para contar a la sociedad y al mundo: la muerte, la frustración, el fracaso, no son la última palabra. Eso requiere regresar, recordar la palabra de Jesús. Por eso todos los Domingos regresamos a la eucaristía porque necesitamos convertirnos a este hecho extraordinario del que todavía no logramos caer en cuenta: el Señor resucitó, esto es una verdad infinita que no nos cabe en la cabeza ni el corazón. Necesitamos regresar y volver a ponernos de pie cada día porque el Señor nos invita a la Vida con Él.

Les deseo que esta Pascua sea vivida en profundidad, con pasos nuevos en la vida, que podamos dar ese paso que el Señor está esperando para santidad de su Iglesia y salvación del mundo. ¡Muy buena Pascua para todos!

Evangelio (Lucas 24, 1-12)

El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No estáaquí, ha resucitado. Recuerden lo que Él les decía cuando aún estaba en Galilea: “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día” ” Y las mujeres recordaron sus palabras. 

Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron. 

Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.

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Imágenes gentileza John Marín