Nuestro párroco, pbro. Juan Francisco Pinilla, nos comparte esta reflexión en torno al evangelio de este Domingo, XXVII del Tiempo ordinario.
Como vemos, para Jesús no es cuestión de más o de menos fe, es cuestión de tener o no tener una fe viva y operante. Pues, la fe es el criterio último y la fuerza del discípulo. Así lo han comprendido los mismos Apóstoles, que el perdón es cuestión de fe, como una síntesis que todas las relaciones humanas, han comprendido que la vida cotidiana se vive en la fe.
La fe representa una fuerza, no porque sea algo mágico, sino porque abre el espacio a la acción del Espíritu Santo en la vida, y es Él quien puede desatar los nudos de nuestra convivencia tantas veces herida y alentar en nosotros el amor. Tanto el perdón como el arrepentimiento son obra del Espíritu en nosotros.
La fe es obediencia, es decir, una disposición plena al querer de Dios que nos habla. Es obediencia a su Reino. Por eso se abre a lo imposible, porque para Dios nada es imposible. La fe hace que todo nuestro servicio se asuma como tal, no como privilegio o mérito, simplemente como un obedecer a lo que está mandado. Es decir, como respuesta coherente al servicio que el mismo Señor ha realizado en la cruz. Creer es responder a ese amor.
Evangelio (Lucas 17, 3b-10)
Dijo el Señor a sus discípulos: “Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo”.
Los Apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. Él respondió: “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, ella les obedecería.
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dirá: “Ven pronto y siéntate a la mesa”? ¿No le dirá más bien:
“Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después”? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: “Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber””.
