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Dios es fiel a su palabra

Nuestro párroco, pbro. Juan Francisco Pinilla, nos comparte su homilía para este IV Domingo de Adviento.

Dos mujeres embarazadas son hoy las protagonistas fundamentales de la salvación: Isabel y María. Ambas, bajo la sombra del Espíritu Santo, han sido visitadas por Dios y se han dispuesto a la obra del Señor. Dice Isabel: Apenas llegó tu saludo…, es decir: shalom, el niño saltó de gozo en mi vientre. Es Juan que, como David, baila delante del Arca de la Alianza. Todo este hermoso relato es un continuo remitir al Antiguo Testamento.

María recorre el mismo camino del Arca cuando David la hizo traer a Jerusalén. María es el Arca verdadera, que lleva en su seno la Palabra de Dios encarnada. Las mismas palabras de Isabel son también un eco de David, y los tres meses que el Arca estuvo en casa de Obed Edom.

Y aparece la bienaventuranza que distingue a la Virgen y a todo discípulo: feliz la que ha creído que se cumpliría… La Navidad es fiesta de cumplimiento. Dios, fiel a su palabra, la cumple en la imposibilidad humana representada por estas dos mujeres: una virgen, la otra estéril. Navidad nos invita a esta fe audaz. Confianza, gozo, paz y encuentro fraterno, regalos infaltables de la Navidad.

Evangelio (Lucas  1, 39-45)

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:

¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.

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