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Como ovejas sin pastor…

La siguiente es la homilía de nuestro párroco, pbro. Juan Francisco Pinilla, para este Domingo, el XVI del tiempo litúrgico común.

«Andaban como ovejas que no tienen pastor», y eso ¿qué significa? Una oveja sin pastor vaga sin protección y no sabe encontrar el alimento. Las personas andaban cada una por su lado, cada una a su manera y dispersas, como individuos aislados y desprotegidos. Y esto parece exactamente el diagnóstico, no del pasado, sino de nuestro tiempo presente. Más todavía, con la destrucción sistemática de la familia, núcleo natural de la vida humana y la dictadura del relativismo, donde todo da igual.

Pero el Señor actuó; se puso a «enseñarles muchas cosas». Él tiene una palabra para reunir y guiar a las ovejas. Jesús, como maestro, tiene una verdad para enseñarnos a caminar en la verdad. Nos ofrece una verdad para reconocernos como hermanos y formar una gran familia solidaria (hoy, en ausencia de la familia natural); una verdad para conocernos a nosotros mismos y responder a nuestra más profunda identidad, reconocer el don que cada uno es para los demás, en eso radica la felicidad; una verdad para comprometer la vida en el amor y vivir acorde a la infinita dignidad de ser humano, hijo de Dios. Acoger su evangelio es vida, de Aquél que nos ha dicho: «Yo soy el camino, la verdad y la vida».

Evangelio (Marcos 6, 30-34)

Al regresar de su misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo: Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.

Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

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