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Buen Pastor que nos libera del encierro

Presentamos la homilía de nuestro párroco para este Domingo IV del Tiempo de Pascua.

La relación entre el pastor y las ovejas es íntima y vital. Tanto así que ellas responden por su nombre a la voz de su pastor.  De ahí se toma la imagen del evangelio de este Domingo: «él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera».

El pastor las saca del recinto donde están encerradas y «camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen». Esta hermosa imagen describe nuestra vida cristiana. Marcada por la voz del Pastor resucitado, que conoce a cada uno y a cada una y nos llama por el nombre de amor que Él nos ha puesto. Su voz es su evangelio y de las ovejas depende oírlo.

Esta palabra nos invita a salir del encierro, de la penumbra y la estrechez. El Pastor nos saca de todo lo que nos aprisiona y disminuye nuestra vida. ¿Qué encierros experimentamos hoy?

El encierro de la autorreferencia, que nos hace sentirnos superiores y dueños de la verdad; el encierro de las ideologías que nos ciegan y no nos dejan conversar para trabajar en común por un país mejor; el encierro del odio y del rencor que impide la comunión auténtica; el encierro de mirar solo los propios intereses y desatender a los demás…  ¡La buena noticia es que hay salida! El Pastor resucitado con su voz nos invita a salir… y a seguirlo hacia los pastos de vida. De nosotros depende, con la ayuda de la gracia, romper la molicie, levantarnos y caminar con Él.

Evangelio (Juan   10, 1-10)

Jesús dijo a los fariseos:

Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a las suyas por su nombre y las hace salir. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz.

Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.

Entonces Jesús prosiguió:

Les aseguro que Yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta.

El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.

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