Qué es la Lectura orante de la Palabra

09.10.25 15:40 - Por Parroquia de la Santa Cruz

Breve explicación de la Lectio Divina

La fe cristiana y católica contempla diversas formas de hacer oración, todas ellas a partir de la promesa de Jesús: "cuando dos o más ustedes se reúnen en mi nombre, ahí estaré Yo en medio de ustedes" (Mateo 18,20).

Entre las diversas formas de oración, destaca un método que, aunque fue sistematizado en el siglo XII por los monjes cartujos, ya se encontraban indicios de su práctica ya entre las primeras comunidades cristianas y algunos padres de la Iglesia. Se trata de la Lectio divina, entendida como la “lectura orante de la Palabra”.

Esta práctica, reconocida en la Iglesia Católica, no es exclusiva al mundo cristiano. También sus raíces se fundan en las sinagogas judías, donde la lectura, meditación y oración de las Escrituras eran enseñadas por los rabinos para favorecer su mejor comprensión. Fue así como algunos padres de la Iglesia –como Orígenes, Juan Crisóstomo, entre otros– planteaban la necesidad de leer la Biblia con atención, constancia y oración. La lectio divina se fue desarrollando fuertemente en los monasterios, conformando la columna vertebral de la vida religiosa monástica (trabajo manual, liturgia y Lectio divina). Tras algunos siglos, con la invención de la imprenta y el aprendizaje que significó para el catolicismo la reforma protestante, se logró recuperar el contacto directo de los creyentes con la Palabra. En la segunda mitad del s. XX, el Concilio Vaticano II subrayó su invitación a los fieles a leer asiduamente la Escritura. Las décadas siguientes se avanzó en esta necesidad hasta considerar a la Lectio divina como una de las formas más adecuadas para acercarse a Dios.

Un método de cuatro pasos

La lectio divina consiste en generar en el lector-orante, un itinerario espiritual que configure con Cristo, le abra al mundo y le inste a la misión por medio de cuatro peldaños espirituales. “Es cierto, la escalera tiene pocos peldaños, pero es de una altura tan inmensa y tan increíble que, al tiempo que su extremo inferior se apoya en la tierra, la parte superior penetra en las nubes e investiga los secretos del cielo” (Guido, “La escalera de los monjes”). Este método es un camino a través del cual se avanza vivencialmente hacia una meta, Cristo, lo que convierte a quienes lo practican en personas que se hacen disponible para el Espíritu, a la conversión y a la comunión. Por ello, los cuatro escalones que constituyen el proceso de la lectio divina son cuatro actitudes básicas del creyente que desea seguir a Cristo conociendo su Palabra (Lectura), aprendiendo a vivir como Él vivió (Meditación), suplicando fuerza y luz para sus pasos (Oración) y trabajando por el advenimiento del Reino (Contemplación).

Primer paso, Lectio (lectura): comprender la Palabra (su sentido literal), respondiendo a la pregunta ¿qué dice el texto? Es importante contextualizar por medio de un acercamiento literario (análisis de las palabras), uno histórico (situación socio-cultural, económica, política y religiosa) y otro teológico (qué dice Dios). 

Segundo paso, Meditatio (meditación): acoger la Palabra, ¿qué me dice el texto? Entramos en diálogo íntimo con Dios a través de una serie de preguntas que interpelen nuestra realidad, y ayuden a descubrir un mensaje para la vida. 

Tercer paso, Oratio (oración): responder a la Palabra, ¿qué me hace decirle a Dios el texto?, respondemos en oración movidos por el Espíritu Santo. 

Cuarto paso, Contemplatio (contemplación/acción): inspirar la vida en la Palabra, ¿a qué conversión y acción nos invita el Señor? Se acoge lo descubierto en el diálogo con Dios, y la buena noticia que nos envía al encuentro con los demás. 

Es importante que podamos vivir y difundir en nuestras comunidades la práctica de la lectio divina, pues resulta ser una fuente de renovación espiritual (personal y comunitaria) y de un vivo compromiso eclesial.


Parroquia de la Santa Cruz