Homilía Inmaculada Concepción de la Virgen Santa

Nuestro párroco, pbro. Juan Francisco Pinilla, nos comparte su homilía para la solemnidad de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen.
Celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Y unimos a esta alegría el inicio de la vida eucarística de doce niños. Entre ambos misterios hay un nexo muy profundo. La Virgen preservada del pecado original fue preparada para ser el primer sagrario del cuerpo de Cristo. María es la primera en experimentar, de manera única, el ser habitada por el Señor, lo que hizo de toda su vida, una vida eucarística: María oye la Palabra de Dios y responde con su entrega, se ofrece totalmente a la Trinidad santa, vive en comunión con toda la Iglesia y se une estrechamente al sacrificio redentor de su hijo. Sabemos que donde está el Señor, ella está a su lado, por eso contamos en la tierra con su intercesión materna. Su ser inmaculado refleja el proyecto original del amor de Dios sobre el ser humano, por eso brilla ante nosotros como espejo de autentificación, frente a todas las falsificaciones de lo humano. María inmaculada muestra la verdad profunda sobre lo que somos y estamos llamados a ser, obra perfecta del Espíritu Santo, ideal y meta de la peregrinación de la Iglesia.
Evangelio (Lucas 1, 26-38)
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”.
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.
María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?” El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”.
María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra”.
Y el Ángel se alejó.

