Estar prevenidos... con un corazón despierto

29.11.25 22:42 - Por Parroquia de la Santa Cruz

Homilía en el Domingo I de Adviento

Nuestro párroco, pbro. Juan Francisco Pinilla, nos comparte su homilía, en el primer Domingo de Adviento.
El tiempo del adviento reaviva en nosotros un doble deseo asistir a Belén y  a la venida gloriosa del Señor. Lo vivimos como un tiempo de gozo y de esperanza.
Los días de Noé, a los que se refiere el Señor, son precisamente los días anteriores al diluvio, que tomó a la gente por sorpresa. Se nos advierte de que la venida del Hijo del hombre nos puede pillar por sorpresa.  Los días de Noé son, así, una imagen para diagnosticar una manera de vivir, casi mecánica e indolente, sin percibir lo que está ocurriendo o como haciendo que no pasa nada, o que el diluvio es para otros...
Ya sentimos el agua que nos toca los pies. El diluvio de promesas sociales, de mentiras, de odiosidades, de juicios y descalificaciones, de violencias... y ¿qué hacemos? ¿Le cargamos la responsabilidad a otros?
Salir de esa situación es vigilar. La fe nos regala unos ojos atentos a lo que ocurre para discernir ahí la venida el Hijo del hombre, es decir, la salvación. Percibir oportunamente cuando la salvación se hace presente en la vida. Eso es muy importante para adherir a esas semillas de salvación  en los signos de la paz, de la justicia, de la verdad, del diálogo y del entendimiento, del perdón, de la compasión y de la comunión. Entremos a este Adviento con un corazón despierto que sabe esperar en el amor de Dios.

Evangelio (Mateo 24, 37-44)

Jesús dijo a sus discípulos:

“Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.

Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada”.

Parroquia de la Santa Cruz