La siguiente es la homilía de nuestro párroco, pbro. Juan Francisco Pinilla, para este Domingo, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo.
Parece contradictorio afirmar un reino que no es de este mundo, frente a un Dios que amó tanto al mundo que envió a su Hijo para salvar el mundo. Por lo tanto, no se trata de un reinar desencarnado, fuera de nuestro mundo real. Pero tampoco de una identificación con los reinos de este mundo. El Reino de Dios trasciende este mundo, no enajenándose, sino asumiéndolo para transformarlo.
«Mi reino no es de este mundo» quiere decir: no es al modo de como se gobierna en este mundo, mediante el dominio, la manipulación, el populismo; es un verdadero reinar de Dios para nuestro mundo. Ese reinar significa dar testimonio de la verdad.
La tarea del rey es la del pastor, su misión es cuidar la vida del rebaño, servir y no servirse del pueblo, es un servicio a la vida de las personas y sobre la base de la autenticidad. La principal verdad para vivir humana y dignamente es el amor.
Por eso Jesús reina desde la cruz, reina entregando su vida por amor y esa verdad nos hace auténticos y formar un pueblo de reyes al servicio de la vida.
Evangelio (Juan 18, 33b-37)
Pilato llamó a Jesús y le preguntó: “¿Eres Tú el rey de los judíos?”
Jesús le respondió: “¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?”
Pilato replicó: “¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?”
Jesús respondió:
“Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que Yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí”.
Pilato le dijo: “¿Entonces Tú eres rey?” Jesús respondió:
“Tú lo dices: Yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz”.