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Buscar y salvar lo que parece perdido

Este Domingo XXXI del Tiempo Ordinario, nuestro párroco, el pbro. Juan Francisco Pinilla, nos comparte su homilía:

El evangelio de este Domingo concluye afirmando: «hoy ha llegado la salvación a esta casa». Y san Lucas nos invita a entrar en aquella experiencia y preguntarnos: ¿Cómo acontece la salvación? ¿En qué consiste?

Jesús, con su mirada responde a la iniciativa de un hombre que buscaba verlo, que ha corrido y se ha subido a un sicomoro. Era un hombre rico que trepa un árbol para ver con nueva perspectiva.
Jesús responde a esa inciativa del encuentro, pero hay algo más profundo en él, la necesidad de «buscar y salvar lo que está perdido». Jesús decide quedarse en la casa del archipublicano. Y esta iniciativa sorprendente del Señor, tanto que causa murmuración de la gente, abre para todos los que habitan esa casa, un hoy de salvación.

Recibir a Jesús no dejó igual la vida de Zaqueo. Toma decisiones en favor de la vida de los demás, entra en la justicia. En el fondo, él reproduce para los demás lo que Jesús ha hecho por él. Se le han abierto los ojos. Ha descubierto la fuerza de la fe para vivir, ser también él un hijo de Abrahan.

Evangelio (Lucas 19, 1-10)

Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.

Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: Se ha ido a alojar en casa de un pecador. Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: Señor, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le doy cuatro veces más.

Y Jesús le dijo: Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.